jueves, 10 de diciembre de 2009

Uno, como quiera… pero ¿Mijares y Lucerito? Jairo Calixto Albarrán

No importa que Apatzingán se convierta en Afganistán, que Jelipillo confeccione cambios de peso en el gabinete y se caigan las bolsas y se trepe el dólar; que los priistas le quieran comer el mandado a los panistas en Iztapalapa mientras Juanito anda como la Bikina; y que, según Amnistía Internacional, lo único que ha conseguido la guerra contra el crimen organizado es que el Ejército confunda al país con Zongolica. Lo que verdaderamente tiene a la patria en vilo —además de que Navarrete aspire a ser presidenciable perredista— es la infausta noticia de que la dupla que hizo de las nubes terciopelo, Mijares y Lucerito, el soldado del amor y la de las pecas en la espalda, finalmente se separaron. El último bastión del romanticismo se ha derrumbado y, quizá, sólo nos queden Peñanieto &Peñapobre y La Gaviotica como ejemplos de la bonita familia mexicana.

Oh, esto me causa más pesar que cuando Mambrú se fue a la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena.

Sin Mijares y Lucerito, en esta guerra entre tú y yo, la vida será como una papa sin catsup, como Juanito sin Clarita Brugada, el conflicto del SME sin su tambache de notables, como Tancítaro, Michoacán, sin las beneméritas renuncias de todo el personal de gobierno, incluido el presidente municipal, por las amenazas del narco. Aquí, si me permiten la digresión, habría que investigar la fuente porque de un tiempo para acá, cualquiera puede ostentarse como miembro de La Familia o de Los Zetas para amenazar, delinquir y extorsionar, sin pertenecer necesariamente a esas beneméritas instituciones. Así que antes de dejar a Tancítaro desgobernado (aunque el guanajuatizado góber, Nodoygodoyuna, ya dijo que la gobernabilidad está asegurada; sí, ¿y el michoacanazo, apá?), hubiera sido bueno investigar o de plano exigir al crimen organizado que credencialice a sus miembros, porque hay mucho oportunista que se ostenta como tal y usurpa funciones.

Como quiera que sea, el fin de Chispita y del que hallaron en el baño de mujeres no nos puede impedir ver con optimismo la llegada del deslactosado Ernesto Cordero a la SHCP. Hay quienes critican a Jelipillo por rodearse únicamente de amigos y no de verdaderos expertos. ¿Pero qué querían, que El Peje hubiera sido nombrado en Banxico en vez del nada portátil doktor Karstenstein? No, él sembrará catarritos donde antes había dogmático rigor globalifílico. Y si acusan a don Agustín de ser incondicional de Jelipillo, no sean gachos, ya era justo que alguien lo fuera.

¿Yyyyyy?, como diría Lucero cuando daba de baja al soldado del amor…

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