La Infantería de Marina de Estados Unidos concluyó el sábado con una misión de casi siete años en Irak, al entregar formalmente el control del desierto occidental del país al ejército iraquí, en el principio de un retiro acelerado de todos los cuerpos militares estadounidenses mientras Washington traslada su enfoque militar de Irak a Afganistán.(Fail!!)
Si todo va conforme a lo planeado, los últimos infantes de Marina restantes serán seguidos por decenas de miles de soldados estadounidenses en los próximos meses.
La Infantería de Marina estadounidense hizo la entrega formal del control de la provincia de Anbar, una zona que fue considerada uno de los principales campos de batalla contra los insurgentes iraquíes. Anbar, dominada por los suníes, es la provincia más grande de Irak.
La ceremonia se realizó en Ramadi, a unos 115 kilómetros (70 millas) al oeste de Bagdad, donde ocurrieron algunas de las batallas más feroces de la guerra. Se interpretaron los himnos nacionales de ambas naciones.
La partida de los infantes de Marina es el inicio de una retirada acelerada de los efectivos estadounidenses de Irak, país al que invadieron en 2003.
El presidente Barack Obama ordenó que la mayor parte de los militares dejen el país para el 31 de agosto de 2010.
La 1° División Mecanizada del Ejército quedará a cargo de la capital iraquí y del vaso desierto en la provincia de Anbar.
Entretanto, en Bagdad, el vicepresidente estadounidense Joe Biden sostuvo conversaciones con altos funcionarios iraquíes en medio de crecientes tensiones sobre los planes del gobierno de impedir la participación electoral de ciertos candidatos por sus presuntos vínculos con el régimen del depuesto Saddam Hussein.
La Casa Blanca teme que las prohibiciones planteen dudas sobre la justicia de las elecciones parlamentarias del 7 de marzo, vistas como un paso importante en el cronograma del retiro militar estadounidense y como un medio para desatascar asuntos clave como la distribución del rédito petrolero de Irak.
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