La Organización Mundial de la Salud fomentó un “pánico injustificado” en torno a la pandemia de la influenza A/H1N1. El propósito: beneficiar a las grandes compañías farmacéuticas. Tal es la hipótesis de una investigación que encabeza Wolfgang Wodarg, presidente de la Comisión de Salud del Consejo de Europa, quien entrevistado por Proceso afirma: la “reacción sobredimensionada” del gobierno de México se debió a que fue mal asesorado por especialistas que “actuaron de manera tonta”, o bien que podrían haber sido sobornados.
El gobierno de México reaccionó de manera desproporcionada ante la influenza A/H1N1. Los especialistas lo asesoraron mal y “habría que ver” si detrás de ello hubo ineficiencia o sobornos de parte de las grandes compañías farmacéuticas, comenta el epidemiólogo alemán Wolfgang Wodarg, quien además pone en duda la pertinencia de las medidas “extremas” tomadas en 2009 por las autoridades mexicanas, entre ellas el cierre de escuelas, restaurantes, cines y espectáculos.
Wodarg, presidente de la Comisión de Salud del Consejo de Europa, dice que el organismo inició el 11 de diciembre pasado una investigación sobre el papel de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante el brote de influenza A/H1N1 registrado en México, que se convirtió en epidemia en abril del año pasado.
La comisión sospecha que la OMS indujo a la población mundial a un pánico injustificado al elevar la enfermedad al grado de pandemia en junio de 2009 con base en parámetros que habían sido modificados un mes antes. Esos parámetros, explica, consideraban el ritmo de expansión del virus y ya no el grado de mortalidad, lo que se tradujo posteriormente en una campaña de vacunación mundial, muy onerosa para los gobiernos, que ha rendido enormes beneficios a la industria farmacéutica.
Además, el organismo considera que la vacunación no sólo ha sido innecesaria, sino que podría llegar a ser perjudicial, entre otras razones porque se recomendó el uso de vacunas que, patentadas con prontitud, no fueron sometidas a suficientes pruebas para garantizar su efectividad.
En el epicentro de la investigación están la transparencia y credibilidad de la OMS y los posibles medios utilizados por los grandes consorcios farmacéuticos para influenciar a funcionarios y científicos a cargo del cuidado de la salud pública mundial.
Una vez dados a conocer los pormenores de la investigación, la directora de la OMS, Margaret Chan, anunció el 12 de enero que someterá su gestión a una auditoría externa.
A su vez, Wodarg dice a Proceso: “Hasta ahora tenemos indicios e imputaciones… hemos asistido a una pandemia falsificada” en la que “los grandes consorcios farmacéuticos son los beneficiarios de la falsa alarma, cuya consecuencia ha sido que sus inversiones de repente den enormes dividendos.”
–¿Qué papel desempeñaron estos consorcios para que se declarara la pandemia?
–Hay una red de virólogos que trabajan en estrecho vínculo con la industria farmacéutica y que muy probablemente se ocuparon de que la OMS declarara la pandemia. Es gente que ya ha obtenido dinero o contratos de los consorcios, para ellos mismos o para los institutos de investigación de donde provienen. No se trata necesariamente de pago de dinero, sino que puede tratarse de científicos que dependen indirectamente de la industria farmacéutica, que financia sus estudios de investigación. En esta comisión vamos a investigar la calidad e intensidad de este vínculo, su papel en la decisión de la OMS y el dinero que concretamente ha circulado.
Puntualiza: “La vacunación innecesaria constituye en sí misma delito de lesiones. Si se demuestra que se declaró la alarma para que el negocio florezca, entonces estamos frente a algo sumamente criminal.”
Extracto del reportaje publicado en la edición 1735 de la revista Proceso ya en circulación.
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