viernes, 13 de agosto de 2010

ALT1040: Cuando el gobierno mexicano se decidió por el software libre

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“El gobierno debe gastarse el dinero de los ciudadanos en hospitales o escuelas, no en licencias de software”, dijo Beto Bolaños, director general del Sistema Internet de Presidencia (SIP) durante el sexenio del presidente Vicente Fox (2000 – 2006). Tuve la oportunidad de acercarme a su charla en la Campus Party México 2010, y quedé simplemente sorprendido sobre la historia de cómo el gobierno de este país se decidió por la adopción del software libre.

Todo comenzó como una medida de austeridad involuntaria. El gobierno de Fox, recién llegado a la oficina, solicitó a Starmedia la creación de unos foros para comunicación interna. La empresa respondió que los tendría listos por la módica cuota de dos millones de pesos. Debido a lo elevado del gasto, la administración decidió buscar otras empresas, y después de consultar con casi medio centenar de compañías, los costos seguían demasiado altos. “¿Por qué no lo haces tú mismo?”, le sugieron a Beto. Así comenzó la incursión en el software libre.

Es probable que la adopción del software libre haya sido uno de los logros más infravalorados de la pasada administración federal. El SIP desarrolló a partir de plataformas abiertas más de 60 sitios, estrategias de comunicación y colaboración web, sistemas de ejecución, seguimiento, control, monitoreo y seguridad. Gracias a su esfuerzo, se impulsaron iniciativas como salas de prensa virtuales, foros públicos (eDemocracia), sistemas de registro, transmisiones vía streaming y podcasts. El resultado fue impresionante: los sitios dependientes de Presidencia pasaron de 56.500 usuarios únicos al mes en 2000, a 2.253.871 en 2006.

Otro de sus grandes éxitos fue la temprana apuesta por las licencias Creative Commons. En los albores del proyecto, León Felipe Sánchez se les acercó para pedirles que registraran la paquetería de Presidencia bajo el rubro CC. Uno de los objetivos es que no hubiera trabas entre los diferentes niveles de gobierno (federal, estatal, municipal), de modo que todos pudieran adoptar el mismo sotware abierto. En una cumbre internacional, México fue reconocido como pionero en el campo, e incluso Estados Unidos solicitó un par de asesoría sobre plataformas abiertas. Todo este esfuerzo se coronó con el Premio Reto Estocolmo en 2004 en la modalidad de Gobierno Electrónico.

Sin embargo, con la llegada de Felipe Calderón, hubo una ruptura total en los proyectos. Se despidió al 100% de los integrantes del equipo de Sistemas, lo que causó que el gobierno entrante no pudiera levantar el sitio web de Presidencia el día del inicio de gestión (incluso acusando a Bolaños de boicot). La culpa, en buena parte, es del negocio detrás de las licencias — ¡tan sólo en licencias de Microsoft Office se calculan cerca de ocho millones de dólares!

Aún quedan varios esfuerzos aislados en el gobierno actual de México como el caso de la Comisión Federal de Electricidad, pero el auge que tuvo durante la administración foxista no se ha recuperado. Los beneficios de la adopción del software libre son amplios, desde la generación de empleos para nuevas generaciones de programadores mexicanos, hasta un ahorro impresionante en recursos. Ojalá sean cada vez más los gobiernos que adopten las plataformas abiertos, ya que han demostrado que no sólo están para competirle a cualquier monopolio, sino para ganarles.

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