Clifford Hoyt, de 31 años, sufrió graves lesiones en un accidente automovilístico ocurrido en 1999. Tras recuperar la conciencia en el hospital, le confeso a una enfermera que había muerto y visitado el infierno, detallando las torturas que alli había sufrido y la angustia que había experimentado. Abandono el hospital negándose a recibir tratamiento psicológico.
Preocupado por los daños causados a su propiedad, tomo algunas fotografías. Después, contactó con la familia de Clifford, la cual aviso a las autoridades.
Clifford dijo que los demonios del infierno trataban de capturarlo. Explicó que su cuerpo ardería sin cesar a menos que tocara música para espantar a estos demonios. Únicamente salía de casa durante cortos períodos de tiempo para obtener los suministros mínimos necesarios con los que poder vivir, incluidos grandes bloques de hielo que usaba para calmar el ardor que sentía mientras trataba de dormir.
Los médicos atribuyeron el comportamiento de Clifford a los daños cerebrales sufridos en el accidente. A día de hoy, aun cree ser perseguido por los demonios. Reside en un centro psiquiátrico de Maryland, EEUU.
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